martes, 24 de febrero de 2009

Te veo dormir...

Para Sofía y sus tres añitos
Es la víspera de tu cumple. Tarde ya... y te veo dormir.

Tus manitas regordetas de bebé grande tienen todavía marcas de rotulador del dibujo que me hiciste. Tienes la carita redonda y los mofletillos en rosa de tanta actividad. Te veo dormir y me contagias tu paz.

Parece mentira que seas la misma bebé que recibí a las 4 de la tarde hace tres años. Parece mentira que a esta hora seas otra vez una bebé dormida y que hace sólo un momento eras "tan mayor" y me contabas cuentos imposibles, querías lavarte sola las manos, alcanzar aquello que estaba tan alto, jugar a que tú eres la mamá y yo la hijita.

Te veo dormir y me dan ganas de comerte a besos, de abrazarte mucho y acunarte otra vez. Te veo dormir y sonrío al acordarme del amor que le tienes a tus botas marrones y a la falda vaquera que compramos el otro día. Te veo dormir y si cierro los ojos escucho tu voz, diciéndome seriamente que "mueres de comida" o "mamá, ayúdame que no sabo".


Esta hijita chiquitita que me cambia los esquemas, que sonríe, que escapa, que llora y se enfada. Que me lleva en un momento a descubrir la ternura de sus manitas pequeñas y el límite de mi propia paciencia.
Qué difícil hija no reírte las gracias. Qué difícil disimular nuestras risas cuando haces una travesura o dices algo "gordo" que has oído por ahí y lo repites sin cesar, sin cesar, sin cesar. Y papá y yo nos miramos, cómplices y nos esforzamos por estar serios y adultos... y la batalla es imposible. Ganas.

Qué difícil chiquitina, no estallar cuando tu genio sale a flote y tenemos que contar hasta diez y hasta veinte y así... y de repente, como si tocásemos un botón mágico vuelves a ser en un segundo la misma niña dulce.
Te veo y puedo ver en ti el futuro. Te veo fuerte y aguerrida; segura de ti misma. Valiente y arriesgada. Tus tres añitos todavía no te dejan ver el peligro y vivo cerrando ventanas, quitando obstáculos y tú no paras.

Tú, mi piojilla pequeña, que cuando un día te llamé bichito de luz, me contestaste seria y ofendida: soy una persona, ya tienes muy claras tus preferencias. Ya sabes bien quien eres y defiendes tus intereses rotundamente. Me asusta tanta autonomía, tanta seguridad y se me antoja detener el tiempo, pero avanza sin pausa.

Y mañana ya es tu cumple. El tercero. Te esperan la tarta y la vela que escogiste, tus botas marrones de siempre, el cerdito (tu hijo querido), los cuentos y los amiguitos del cole. Aquí estaremos papá, mamá, la hermana y la familia al completo para cantarte feliz, feliz en tu día, que tanto te gusta, y ayudarte a pedir deseos.

Te veo dormir y sueño con tu sueño, con tu olor a bebé y chocolate, con tu piel suave y tus palabras inventadas. Quiero hacer mío este momento, hacerlo eterno y recordarte dentro de 20 años este instante.

¡Te veo dormir y te amo tanto! se me llena el corazón de lágrimas felices, de abrazos pequeñitos, de cuentos de vacas sin manchas, de guerras de agua en la bañera, de mimos y besos de caramelo…

Es la víspera de tu cumple. Tarde ya... y te veo dormir.

lunes, 16 de febrero de 2009

Pringados y felices

Para Clara, la líder.

Hoy este blog cumple un año. En todo este tiempo he recibido saludos de mamás de diversos sitios del mundo que me acompañan con su lectura en este camino. Saludos cariñosos de gente que no conozco, pero que me ven/se ven a través de este espejo y a quienes guardo en el corazón.

Poca gente puede entender que este mundo de maternidad y crianza (y todos sus recovecos) me llene tanto la vida. Poca gente entiende que haya "aparcado" mi brillante carrera (¿?) para dedicarme al mundo simple de pañales y arrullos.
Tengo un trabajo sencillo. Lo suficientemente interesante para no aburrirme, pero lo bastante flexible para permitirme ejercer mi profesión de mamá. Seguramente podría escalar más alto, pero el precio a pagar es tan caro, que no estoy preparada para ese abandono, para ese intercambio de prioridades.

Amo mi carrera. No le he puesto punto final. Tal vez la retome en un par de años, cuando la oferta hecha no me exija abandonar mi nido, no irme demasiado lejos ni demasiado tiempo. Seguro que pido mucho; lo sé.

A veces sueño con archivar todo, volver a coger los libros y dedicarme algún día a todo esto que me llena, pero de manera académica y profesional. Sin embargo, el hacerlo también significaría un esfuerzo adicional y menos horas de mi tiempo al lado de mis piojas. Por eso no me atrevo a dar el paso.
Vivo el día, los meses y los años, diciéndome a mi misma que hay tiempo. Que soy joven y las niñas, pequeñas; que la infancia no vuelve; que nunca son suficientes los abrazos.
Sería poco sincera si dijese que a veces - sólo a veces - miro con nostagia mis librillos, los títulos guardados, mis proyectos para cuando llegue el momento. Pero luego mi mente vuelve a su sitio y curo con besos los dedos machucados, hago torres de colores, me afano buscando en los libros el triángulo de Pascal y la ley de Ruffini y ocurre la magia: me convierto en médica, arquitecta y científica en sólo un par de minutos.

Mi marido, que es más práctico, me dice que tenemos que disfrutar de la vida y sus pequeños placeres. Que no hay que vivir para trabajar porque nuestro tiempo por aquí es muy corto y no merece la pena desperdiciarlo. Pensando en todo esto hoy he vuelto a esquivar la oportunidad profesional y he decidido no arriesgar, no lanzarme al vacío y quedarme en el mismo sitio de siempre, con la ilusión de que pronto hará buen tiempo y podremos hacer picnics en los parques y dar juntos paseos interminables. Que de momento, no quiero puestos que exijan "disponibilidad horaria" porque me gusta merendar con mis hijas.

Tal vez soy muy conformista. O al revés... no me conformo con no vivir plenamente.

O tal vez, como bien dice mi buena amiga Clarará, es que hemos nacido para ser pringadas... y absolutamente felices.
:-)

viernes, 13 de febrero de 2009

Cuando se espera vida... y no llega

Foto: Uma manita
Nadie está preparado para la muerte de un hijo. Perderlo es, seguramente, uno de los dolores más grandes que existen.

Perder un hijo que aún no ha nacido es también una experiencia desoladora y terrible. La ilusión en esos meses de espera, soñar con él e imaginar mil caras, mil nombres para ese bebé que anhelamos y luego no mecerle, llegar a casa sin él, es devastador.
Poco importan las razones; cuando se espera vida y ésta no llega, cuando la espera tiene un final triste en vez de uno feliz, no existe consuelo. Parir a un hijo al que sólo tendrás en tus brazos un momento tiene que ser casi como que te arranquen el corazón. En algunos hospitales ni siquiera dejan que la madre vea al niño.

Actualmente no existen (o si los hay, están incompletos y son poco empáticos) protocolos específicos para las mamás que se encuentran en un proceso de abortar o parir un niño que no está vivo. Todo es ambiguo y poco personalizado. He tenido que escuchar muchas veces –tragándome las lágrimas- el dolor de mujeres que han pasado por este terrible momento al lado de otras que están en un trabajo de parto feliz. A la pena de estas mujeres se suma la alegría de otras. Algo inhumano e injusto.

Muerte perinatal o neonatal... parece tan complicado... tiene un nombre poco compasivo. Como si esos bebés no tuvieran derecho a un nombre y a ser parte de una familia. De hecho, la ley no contempla todavía estos casos; no se puede inscribir al hijo no nacido en la libreta de familia y el único soporte legal para esa inscripción es, de momento, la Reforma Amanda, una proposición no de ley, impulsada por unos papás que perdieron a su hijita.

Existen pocos recursos sobre este tema. Es una cuestión delicada en la que nadie quiere ser “sujeto activo” y que todavía resulta tabú en cualquier conversación. Nadie quiere imaginar jamás que algo tan triste nos suceda algún día y no sabemos cómo enfrentar a la amiga, la vecina, la conocida que cruzamos por la calle sin embarazo y sin niño.

Uno de esos recursos es Uma manita, una página web desde la que se brinda apoyo a los papás que han sufrido esta pérdida y que está coordinada por una pareja que la ha vivido. Les dedico este espacio dándoles las gracias por hacer de su tristeza un instrumento de soporte y acompañamiento a otras familias e intentar cambiar con su trabajo desinteresado esos protocolos inhumanos; empujar leyes más solidarias y sensibilizar a la sociedad sobre un tema del que sabemos poco y al que, con toda razón, le tememos.


Los objetivos de Uma manita son apoyar, sensibilizar, concienciar y cambiar, por lo que a través de la página web promueven además de un cambio en la legislación sobre el Registro, reuniones de apoyo e información para padres y familiares, la emisión de folletos informativos para los hospitales o ciclos de formación para profesionales para que puedan apoyar a los padres desde el momento de la trágica noticia de la muerte, durante el parto y también después.
(Tomado de Europa Press)

Edito para poner esta noticia: Este miércoles 11 de febrero se ha aprobado una propuesta de ley en el Senado. La propuesta es para poder registrar a los bebés que nazcan muertos o mueran antes de las 24 horas. Ahora tiene que ir al Congreso, en un plazo de 2 meses. Se aprobó en el Senado solo por 3 votos, de 120 a 123.
Os pido que transmitáis esta información a quien consideréis que puede darnos apoyo con esto. Ojalá que se apruebe!!!

Ausente, pero no.

  No entro mucho por aquí aunque lo estético sea estar presente en redes. Y lo que sucede en realidad es que los días pasan rapidísimo y no ...